Los alimentos son una fuente de felicidad. Existen algunos alimentos que favorecen el buen estado anímico, de modo que si se incorporan a un patrón dietético adecuado, el nivel de autoestima y felicidad aumenta.
La denominada alimentación de perfil anti inflamatoria es aquella que está destinada a combinar las mejoras en la alimentación con la disminución de la depresión. Para iniciar una alimentación anti inflamatoria existen dos premisas básicas.
Comer muchos vegetales
Los vegetales, a ser posible de temporada: verduras y frutas, son la base de cualquier dieta equilibrada. Cada día hay que tomar varias raciones de frutas y verduras. No obstante, para que el nivel de felicidad aumente gracias a la alimentación no debemos descuidar el consumo de grasas de calidad: pescados azules (sardinas o boquerones), frutos secos al natural, aceite de oliva virgen extra, aguacate, etc.
Alejar los azúcares libres, los carbohidratos refinados y las carnes procesadas
La segunda recomendación es dejar de consumir alimentos cada vez más frecuentes pero que no son nada saludables, como los ultraprocesados por su exceso de sal y azúcares añadidos, los hidratos de carbono refinados y las carnes de mala calidad.
Todos estos alimentos guardan mucha relación con el bienestar mental por el estrés oxidativo que pueden generar.
Si estas dos recomendaciones se complementan con alimentos como el chocolate (alto grado de cacao), té, café (consumo moderado) y especias antiinflamatorias (cúrcuma, jengibre), los efectos potenciales de la dieta antiinflamatoria se multiplican.
Otra medida para mejorar el ánimo con la alimentación es tener una buena salud digestiva. Los alimentos ricos en fibra ayudan al correcto funcionamiento del sistema inmunitario. Con una microbiota (flora y fauna de microorganismos en el sistema digestvo), se segrega mucha más serotonina, la hormona de la felicidad.
Para mejorar la microflora intestinal, una opción inmejorable es incorporar alimentos fuentes de microbióticos: el yogur, el kéfir, el chucrut o los encurtidos. Estos alimentos son fuentes de bacterias vivas beneficiosas para el organismo.
Finalmente, además de comer sano y pensar en el estado de ánimo a la hora de planificar la dieta, el ejercicio ayuda del mismo modo a segregar serotonina. No basta con comer bien, hay que añadir a esto un descanso placentero y la práctica de ejercicio físico de manera periódica.